miércoles, 22 de septiembre de 2010

Poniendo nombre a los ladrillos

Cada vez que nos enfrentamos a un nuevo conocimiento, es importante poder definir las bases, los ladrillos, sobre los cuales construir y lograr entender estos nuevos saberes.
En este caso, al intentar representar y ponernos en el lugar de mujeres y hombres que desarrollan otras prácticas culturales, se hace necesario presentar algunos conceptos importantes a la hora de lograr comprender, aunque sea parcialmente, la forma de vivir y pensar de otras culturas.
Si bien, en el país que nos ocupa, el Líbano, se practican al menos 2 religiones: cristiana en un 40 % e islámica en un 60 %, al vivir en un país occidental y cristiano, de alguna forma estamos algo mas familiarizados con culturas y religiones de tipo occidental cristinas.
Por lo tanto intentemos concentrarnos y fijar algunas coordenadas respecto de algunas palabras que en ocasiones se utilizan como sinónimos, cuando representan y quieren decir cosas que no son lo mismo.
Así, suelen utilizarse árabe, islámico, musulmán como términos que designan lo mismo, cuando no lo son.

En primer lugar la palabra árabe hace referencia a una zona geográfica, antiguamente llamada Arabia y que hoy ocupan varios países como Arabia Saudita, Yemen, Omán, Emiratos Árabes. También puede designar a aquellos pueblos que utilizan el árabe como su idioma. Por tanto tiene referencias geográficas o étnicas, aunque no culturales en una mirada general.

Por su parte, el Islam es una religión monoteísta. La palabra islam significa "sumisión a Dios" en árabe. En esta religión Dios es reconocido como Ala. Si bien designa a una religión, impregna todas las prácticas culturales de los pueblos que la desarrollan. No hay diferencias entre la vida diaria, la religión y la política.

Musulmán, es ya un término religioso, y se refiere a los que practican la religión del Islam. La palabra proviene del término árabe muslim que significa “sometido a la voluntad de Dios”
Para ser musulmán basta con reconocerse como tal, es decir, pronunciar la shahada ("No hay más dios que dios (Alá), y Mahoma es uno de sus profetas") y practicar a partir de entonces la fe, la sumisión a Dios en los diversos aspectos de la vida: familia, trabajo, etc. De esta forma la religión islámica está presente en todas las prácticas culturales.
A la shahada le siguen otras obligaciones o pilares del islam que todo musulmán debe cumplir: las oraciones diarias, el impuesto o las donaciones a los pobres, la peregrinación a la Meca al menos una vez en la vida, y el ayuno durante el Ramadán.

De esta forma, no todos los musulmanes son árabes ni todos los árabes son musulmanes. Se estima que sólo un 15% de los musulmanes del mundo son árabes. La etnia árabe se extiende por la península Arábiga, el próximo Oriente, Egipto, el Magreb y parte de Sudán, donde también hay minorías judías o cristianas. Los musulmanes son, sin embargo, el grueso de la población de estas áreas. Buena parte de la población musulmana del mundo se encuentra en Asia, aunque su presencia se extiende desde la costa oriental de África hasta Indonesia, e incluye países europeos como Bosnia-Herzegovina o Albania. El país con mayor número de musulmanes es un estado no árabe, Indonesia, donde casi 200 millones de personas profesan la fe islámica.

LOS ORÍGENES. El islam como religión es joven, nace en el s.VII d.C. a partir de las revelaciones de Alá (Dios en árabe) a Mahoma (el elegido de Dios), quien se considera el último profeta entre otros enviados (Noé, Abraham, Moisés o Jesús). El islam sería –bajo esta concepción- la continuación y el perfeccionamiento de la tradición espiritual revelada a la humanidad, común a otras dos de las grandes religiones monoteístas, el cristianismo y el judaísmo. Las revelaciones de Dios a Mahoma se recogerían en un texto sagrado, el Corán.

MAHOMA. Mahoma o Muhammad nació en La Meca (570 d.C.) y murió en Medina (632 d.c), en la península arábiga. Para los musulmanes Mahoma es el profeta de Dios, tiene que ser reverenciado pero no adorado en tanto que la única divinidad es Alá o Dios. Mahoma, huérfano de una familia importante de La Meca, se casó con la viuda de un rico comerciante. Reflexivo y espiritual, empezó a tener revelaciones de la palabra de Dios hacia el 610 d.c. a través del arcángel San Gabriel, palabras que memorizó y predicó en la Meca no sin problemas. De hecho, tendrá que huir (Hégira) de la politeísta Meca a Medina en el año 622 d.c, lugar donde el islam era aceptado. Y sería desde este punto desde donde extendería el islam por toda la península arábiga utilizando la conversión y la conquista.

EL CORÁN. Es fruto de las revelaciones memorizadas por Mahoma y sus seguidores, que después se compilaron. Consta de 114 capítulos (suras) divididos en multitud de versículos (aleyas). Los musulmanes consideran el Corán como invariable ya que es la palabra directa de Dios, razón por la cual se prefiere su recitación en árabe clásico.

SUNÍES/CHIÍES. Si bien la umma es la comunidad de creyentes del islam, estos están subdivididos en múltiples ramas y escuelas de interpretación. Las más importantes son la suní y la chií, que surgieron a raíz las disputas sucesorias tras la muerte de Mahoma. La rama suní se convirtió en la más extendida y aglutina al 90% de los musulmanes, mientras que la chií se concentra actualmente en países como Irán, donde es mayoritaria; Iraq o Bahrein, donde congrega a dos tercios de la población, o el Líbano, donde supera a la suní, además de contar con algunos grupos repartidos por el resto de países musulmanes

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